dimanche 25 novembre 2012

Post 116: Cuando sea grande

Post 116: Niño listo en piel de adulto tonto

Acabo de cumplir treinta y tres.

Mis intentos de pasar al mundo adulto han fracasado. Seguiré un poco más como siempre mejor me he sentido, un niño listo.
Ese niño listo ha conseguido un trabajo donde jugando al ordenador todo el día se gana dinero, y esto le vale al adulto tonto, que a veces ni siquiera sabe como puede gastarlo...
Ya cuando cumplo años, a la gente le da curiosidad el cuántos cumplo. Treinta y tres... ya es edad para no decir su edad a cualquiera. Contesto con un "siempre cumplo" que a veces es suficiente para no tener que responder y tener la reflexión "la edad de Jesús".
Por cierto, me doy cuenta de que los más jóvenes dicen "la edad de Jesús", mientras los mayores "la edad de Jesús" y añaden: "esa te la dirán todo el año", como para advertirme de lo pesado que les ha sido esa cantinela.

Pues nada, con treinta y tres, ya sería tiempo saber que quisiera hacer cuando esté grande. Ahí vamos.

El primer trabajo que quise tener de grande fue actor de cinema. Como Alain Delon en la pelí franco-italiana Zorro. Nunca lo he tomado en serio, aunque en algún lugar dentro de mí sigo con la ilusión.

Luego quise ser profe de números, pero lo colgados que eran los de verdad me echó patrás y elegí la vía del dinero fácil... informático.

Ahora una de mis ilusiones... es de tener cincuenta niños. Bueno, cincuenta... más o menos. Y niños... más o menos, ya que el criterio de niño no sería solo la edad. Alguno estaría solo un par de días por semana o así, el resto del tiempo podría seguir haciendo de niño listo en una oficina aburrida pero conformista como lo que hace todos los días la gente normal.
Sería en una granja en algún monte, pero cerca del mar. En un sitio bien comunicado y sin carreteras, para poder tener a tantos gatos como les den la gana a los niños. A los niños se les enseñaría cómo cultivar cabras y plantar semillas, y pocas cosas más.
Para cumplir ese sueño un poco loco, tendría que empezar por aprender a enseñar. Y también probablemente enseñar a enseñar, con tantos niños no daría a basto, ¡seguro que necesitaría refuerzos!
Si la autoridad máxima fuera yo, simplemente no habría autoridad, nunca la he tenido. Sería un pequeño lugar de anarquía. Qué palabra Anarquía, ¡qué miedo!
Para mí anarquía no es matar para comer, sino más bien aceptar que podemos ser dos, tres o diez en pensar diferente, y todos tener la razón. Aceptar que no hay nadie tan perfecto como para ser capaz decidir para los demás. Para mí es respétame y te respectaré. Deja que aprenda equivocándome. No me juzgues si no te molesto. Explícame en qué te molesto e intentaré no hacerlo otra vez...
Con tantos niños y tan poca autoridad... ¡habrá que tener ideas buenas para que las cosas vayan funcionando!
Mi primera idea para que tanta gente pueda convivir, es que todos sean (seamos) imperfectos.
Cuando eres consciente de que tienes defectos, es más fácil aceptar a los demás. O eso creo. Me suelo llevar muy bien con la gente que se dice que es de "una minoría". Los extranjeros, los gays y lesbianas, los "menos" válidos...
Al igual que existen enfermedades huérfanas, creo pertenecer a una minoría huérfana, puesto que no soy ni gay, ni drogadicto, ni de color (aunque sí extranjero la mayoría del tiempo), ni mujer maltratada, ni budista tampoco. La verdad... no me identifico con la sociedad como la veo. Soy cómplice de ella lo reconozco, pero ella no me representa. Me considero diferente, quizá mi diferencia sea el no ser capaz expresarme de forma adecuada. Quizá éso justamente me impida tener cualquier autoridad.

En todo caso, cuando sea adulto, quiero seguir siendo imperfecto, rodeado de niños y gente imperfecta, no para crear una sociedad perfecta, sino simplemente que sea atenta para la gente que lo necesita, y sobre todo buena.


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