samedi 10 novembre 2012

Post 99: ¡qué coza!

Post 99: Qué coza*, lo que me comenta mi Mafalda... pues te contesto, te cuento:

Hace dos meses justo (cuando digo justo es día por día)... leí la primera mitad de ese libro. En catalán y por Madrid... Un amigo hace un par o tres de años me contó la historia, pero no recuerdo como acaba. Ni quiero saberlo, me gustaría leerlo enterito (suena madrileño... enterito).

Estaba en un viaje de puente, en el piso de Madrid de una amiga que podría tener que ver con una protagonista de algún cuento soso de los que escribe la gente que tiene tiempo libre (llamala gente aburrida, me da igual).

Tenía una "coza" por las tripas, un poco como el reloj que mantiene este chico en vida.

Esta coza no me dejaba dormir ni comer bien.

Por eso a las 7h decidí abandonar la cama.
Me fue por las calles, en búsqueda  de croissants (tenéis una versión española de croissant que me niego a escribir aquí, me parece fatal. Le quitáis al croissant su natural pintándole hasta las cejas con aquella pegatina, parece frito en vez de horneado... como para llamarlo "curra sano" o como sea!!! bref, me estoy despistando). Estaba "todo cerrado". Regrese con agua y magdalenas compradas en una gasolinera, un poco como el pescador de salmones que vuelve del rio con latas de atún compradas en el Plus.

Pues bien, después del desayuno, me quedaron como dos horas hasta que mis compañeras de viajecito (suena ecuatoriano, viajecito (siempre en Bilbao cuando vuelvo a casa me pierdo y paso una, dos, tres veces delante una agencia de viajes ecuatoriana)) se levantasen.
Me senté en el sofá y entonces vi dos libros en la estantería. Uno en castellano y otro en catalán. Lo simple para mí... a veces un poco, a veces no y a veces tampoco. Así que elegí el libro en catalán.
Empece a leer ese libro en ese idioma que todavía no controlo del todo (vale, al castellano tampoco, digamos que es simplemente peor mi catallano que mi castelano**).
Página tras página, notaba que de algo me sonaba la historia, hasta comprender que me la contó un gran amigo catalán (en francés) ¡¡¡Ya está, sé porqué me suena tanto!!! Lo que no había cenado la noche anterior, lo compensaba comiendo letras de una historia escocesita (escocesita, sonaba como la ducha que acababa de tomar con la caldera encendida, pero todavía puesta a dieciséis grados).

Cuando se levantaron las afortunadas dormilonas, me había quedado en el punto de que el chico había visto a la jovencita (iba a decir suena... curra sano, jovencita, pero ese humor no es del tono del post) y había salido al mundo exterior.

Lo que no podía sospechar, era que sí Mafalda, tienes razón, estaba en la situación de este niño, justamente en esta página donde me quedé.

Lo digo de buena fe, esta "coza" que me comía por dentro, no sabía qué era.

A partir de aquí, los dos meses siguientes... en resumen, pues la arañita (suena a monstruo de peso... un gramo, más o menos)  que asustaba a la dueña del piso se convirtió en protagonista de mí cuento, la "coza" se cambió en rosa, la rosa se llevó el libro. Mi corazón se convirtió en curasan (frito y pegajoso), la rosa parece que en osa, yo en araña...

Te enseñé mi cuento a ti antes que a ninguno y no volvimos a hablar hasta que ahora me digas que... ¡¡¡piensas en mí porque estas leyendo el libro, "La mecánica del corazón" (Mathias Malzieu)!!! Una casualidad "como una casa" diría un colega.

Esta anécdota, este bucle, me evoca un salmón que sube el rio en busca del lago donde nació para terminar su vida donde la empezó. Encontrar el amor y morir en paz.

Lo normal es que el salmón si no muere de agotamiento... sea comido por una osa.

Igual sí, las casualidades existen.

O solo existen porque no tomamos tiempo para explicarlas.


Lexico gavaxanito:

*zoy bueno, zi me deziz que pongo muchoz z donde toca y donde no, regalo alguno máz para daroz la razón

**Los estrangelos en Barcelona, aprendemos primero el castelano... que hace que en Andalucía, en Madrid o en Asturias, contestamos con adeu, merci, pedimos una mediana y llevamos bambas. Los más atrevidos de nosotros nos arriesgamos a chapuzar el catallano, o catallanés para los de mi país. Las palabras que faltan en catalán, las cambiamos por una en castellano, las que siguen faltando en francés... tot i que... i tot aixo

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